lunes, 9 de agosto de 2010

Eres Parte De Mí

-Promételo -te mire seria - Prométeme que vamos a estar juntos para siempre, prométeme que jamás vas a dejar de amarme

-Mi vida -tomaste mi rostro entre tus manos - Sabes que es así
-Sólo promételo -te rogué con una lágrima cayéndome por la mejilla
-Te lo prometo, amor -asentiste levemente con la cabeza - Vamos a estar juntos siempre, siempre voy a amarte.

  Yo rompí en llanto mientras sentía tus cálidos brazos que me cuidaban; esa forma de abrazar que tenías me hacía sentir que nada podía hacerme daño porque mi protección era la mas fuerte que existe.
  Sentí su labios rozar mi pelo una, otra y otra vez haciéndome sentir esas mariposas en el estómago como la primera vez que me besaste.

-Te amo -susurré entrecortadamente, las lágrimas no cesaban
-Cielo -tomaste mis manos y me miraste serio - Voy a volver, no vas a perderme - me aseguró
-Eso no lo sabes - le discutí, él trataba nada mas de tranquilizarme y yo no lo dejaba - Nadie sabe si vas a volver y vos e...
-Yo lo sé - me interrumpió - Tengo que volver y voy a hacerlo -pocas veces se ponía serio y hoy estaba muy serio, una seriedad que jamás le había visto - No puedo dejarte sino sé que no voy a volver -sacudiste la cabeza haciendo que esos rizos se movieran como a mi tanto me gustaba - No puedo dejarlo a él - soltó mis manos para acariciar esa barriguita mía que develaba mis cinco meses de embarazo.

  Cerré los ojos, no quería que te fueras, deseaba que todo sea un mal sueño del cual despertaría pronto para poder saber que, como todas las mañanas, estás dormido de esa forma tan apacible a mi lado en nuestra cama de modo en que me acercaría a ti para poder besar tu pecho, luego tu cuello, tu mejilla, tu nariz, tu frente y luego bajar a tu boca para finalmente despertarte.
  Quería que fuese mentira, sólo quería que no te fueras y te quedaras conmigo así nada malo podría pasarte. Quería que me cuidaras, me mimamaras y más que nada quería que puedas disfrutar a tu hijo, que puedas verlo crecer.

- Yo ya te he hecho una promesa-soltó en un hilo de voz sacándome de mis pensamientos - Tenés que hacerme una promesa vos
- No hay nada, creo yo, que puedas pedirme -suspiré - Tenés todo de mí, soy tuya
- Quiero que seas feliz - explicó - Prométeme que vas a tratar de serlo mientras no esté, que jamás vas a perder esa alegría -giró la cabeza y la puso de costado - Que vas a arrugar mucho esa naricilla a causa de risas y, por sobre todas las cosas, prométeme que no vas a olvidarme.
-No podría aunque quisiera-respondí - Eres parte de mí -sonreí - Pero te lo prometo si te deja mas tranquilo.
- Voy a volver -se acercó mas a mí - Voy a casarme contigo -miraste hacia el horizonte como imaginándolo - Y vamos a tener muchos hijos.

  Volviste a abrazarme, fuerte, y otra vez rozaste mi pelo con tus labios. Después con una sonrisa te acercaste hasta mi boca y la besaste de una forma dulce pero pasional, como si fuera la última vez que fueras a besarme. Jugaron nuestras manos, las mías en tu pelo y las tuyas en mi espalda; jugaron nuestras lenguas que se entrelazaron la una con la otra como si estuvieran hechas para estar juntas.
  ¿Quién hubiera pensado que esa sería la última vez que probaría tu boca? ¿Quién hubiera pensado que sería la última vez que tendría tus rizos entre mis dedos? ¿Quién hubiese pensado que sería la última vez que estaría entre tus brazos?
  Yo te creí, pensaba que ibas a volver a casarte conmigo y a tener muchos hijos más. Pensaba que ibas a estar igual de hermoso sólo que un poco más viejo pero aun así te iba a amar.

  Te esperé hamacándome muy despacio con Martín en brazos. Esperaba a que volvieras y me abrazaras, que besaras la cabeza de tu hijo y luego me dijeras un simple "te extrañé" para luego quedarte conmigo y no irte jamás.
  Hace ya 28 años que te has ido. Martín está enorme y lleva tu nombre con orgullo, deberías verlo para poder creer lo mucho que se te parece; y yo todavía te extraño demasiado, si bien he comenzado a salir con alguien; todavía te extraño de una forma increíble.
  Estoy tratando de hacer lo posible, estoy tratando de cumplir la promesa que te hice pero se me hace demasiado difícil. Alguna que otra alegría tengo pero no puedo ser feliz sin ti, arrugar mi nariz no es tan tierno sino hay alguien que lo note y diga que es lo mas precioso mientras se acerca a darle un besito...
  No interesan las cartas diciendo que ya no estás, que tu vida a ha acabado en esas famosas islas. No puedo creerlo, no quiero creerlo. Prefiero pensar que te has perdido de regreso a casa.
  Así que todavía te espero y siempre voy a hacerlo porque, como te dije esa última vez que nos vimos, eres parte de mí y a estas alturas la verdad es que no puedo olvidar que te amo aunque quiera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario